En una zona de difícil acceso del Escambray cienfueguero se encuentra el asentamiento poblacional Centro Cubano 2, con una ínfima población de aproximadamente 100 habitantes pero con una vida cultural envidiable.
Eventos de amplísima trayectoria se celebran cada año en el lugar como el Taller de Museología en la Montaña y la Bienal de Artes Plásticas, que celebró en Centro Cubano 2 su V edición y la cual ha tenido como premisa principal aunar voluntades estéticas con el ánimo de restaurar y recrear la abundante naturaleza del Escambray cienfueguero en medio de las contingencias actuales; reto este que conlleva un saldo sociocultural favorable, rompió con todas las expectativas y reabrió trillos para que se dejaran nuevas huellas de presupuestos discursivos y artísticos en el Plan Turquino, a la manera de viejas y renovadoras escuelas conformadas por los arquitectos–artistas del territorio Aslám Castellón, Esteban Darias, Camilo Villalvilla y Alain Martínez, el equipo de escultores con Arcadio Tomás y Juan García y los jóvenes Eduardo (autodidacta) y Alián Ferrer, este último de la enseñanza artística al igual que Angelito (Andez), Imirsis Mayón, José Saborido, Yeiler Ramos y Noreysi Pérez, profesionales y alumnos de las academias de Cienfuegos y Trinidad, con el concurso del Consejo Provincial de las Artes Plásticas sureño, el Centro Provincial de Arte y los artistas de Cumanayagua, entre otros.
Vista de la comunidad Centro Cubano 2
Esta Bienal trajo consigo la construcción de la Escultura “Hongo”, a la entrada del poblado en la carretera de “4 vientos” y es la principal atracción escultórica del lugar, pero nada comparado con el verde paisaje que arrasa con la mirada del visitante. Explorar el lugar caminando y escuchando el canto de los pájaros, el ruido del agua en los diferentes arroyuelos y el sonido del viento, es, sin dudas, la mayor atracción del lugar.
Hacer coincidir esta fiesta de las Artes Plásticas con el fin de la cosecha de café en El Sopapo, requiere de novedosas ofertas legitimadas por sus autores como un obsequio bien ganado que responde a los estudios de identidades locales y evidencia la necesidad de ampliar el quehacer artístico y patrimonial desde y para la comunidad.